Alex y Alali
by Breanna Carter
Mi hermano Alex siempre me ha protegido. Mi primer recuerdo es de él... un día que acabábamos de llegar a Mexico. Yo tenia unos 2 o 3 años y estábamos en la calle, jugando con la pelota, cuando un niño se empezó a burlar de mi porque soy güera y no hablaba español. Recuerdo que él le dijo que no me molestara, y como lo siguió haciendo, mi hermano le pegó en la cara. Nunca me molestó después de ese día.
Bueno, Alex no es mi hermano real, es mi hermanastro, pero como nuestros padres han estado casados por mucho tiempo, parece que es mi hermano real. Anyway, el punto es que Alex me ha defendido desde que yo recuerdo. Y aunque hemos crecido, él todavía hace cualquier cosa por mi.
Cuando yo tenia 16 años, y él 20, vivimos en Miami, y el me cuidaba cuando nuestros padres tenían que viajar por su trabajo, mi mama trabaja de negocios, y mi papa trabaja para el consulado de Mexico. Recuerdo que una noche quería ir a una fiesta...
“Creo que no es buena idea,” me dijo cuando le conté de la fiesta. “Por que seguramente van a estar bebiendo alcohol, verdad?”
“Pues, si, pero yo no. No te preocupes, Alex. Soy grande ya. Me puedo cuidar.”
“Bueno, Anali, yo te tengo confianza. Nada mas prometeme que te portaras bien. No quiero que estés buscando problemas, nena, entendido?”
“Si, si, si,” le dije. “Ya dejame ir, Alex. Regreso a la 1.” Y me fui en el coche con las ventanas abajo, escuchando música. Me sentí muy bien con el aire en el cabello y cantando mis canciones favoritas. No tenia ninguna preocupación en este momento.
Cuando llegue a la fiesta, saludé a unos conocidos de la escuela y busque a mi amiga, Mary. Ella es mi mejor amiga y siempre hacemos todo juntas. “Oye, Anali! Aquí estoy!” escuché y volteé a verla con los brazos abiertos. Me abrazó y me dijo “que bueno que veniste, amiga. Me sentía muy sola sin ti.”
“Uff, si, aquí estoy, pero me vas a matar con tus abrazos.”
“Oops, sorry,” me dijo y sonrió. “Vamos por una bebida, si?” Tomó mi mano y me llevó a la sala donde había unas botellas de cerveza. “Quieres una?”
“Claro que si.” De verdad ni ella ni yo habíamos tomado cerveza antes, pero las dos teníamos curiosidad. Habíamos oído de las fiestas anteriores y como se pusieron borrachos los compañeros de clase. También yo quería tener una experiencia como ellos, pero nunca me habían invitada a una fiesta... hasta ese día.
Mary tomó dos botellas. “Salud,” le dije y empezamos de tomar.
No nos gustó el sabor de la cerveza, y después de la primera botella, ella ya no tomó mas. Sin embargo, yo si yo si seguí tomando. Mientras Mary bailaba, yo tomaba mas cervezas, y eventualmente, estaba un poquito borracha. Con la cerveza en mi sangre, empecé a bailar con mi amiga, y después con un muchacho guapo. No me fije en la hora mi amiga me dio una palmada en la espalda.
“Ana, ya debemos irnos,” me dijo Mary. “Son las 2 de la mañana y seguramente Alex debe estar muy enojado. Debimos haber llegado a la casa hace una hora.”
“No te preocupes amiga. No pasa nada.” Porque pensé así sería, pero en una fiesta de adolescentes borrachos, siempre pasa algo. Unos minutos después de asegurarle a mi amiga que todo estaría bien, una niña empezó a molestarme porque supuestamente el güey con quien yo estaba bailando era su novio.
“Hey!” me gritó. “Que haces con mi novio? Vete de aquí, puta!”
“Me estas hablando a mi?” le pregunté, acercandome a ella. “No creo que me estés hablando a mi así, niña.”
“Si te estoy hablando a ti. Y te dije que te fueras o te voy a poner en tu pinche madre.”
No me gustó que me hablara con groserías. Y aunque mi mejor amiga me dijo, “Anali, ya nos vamos. Por favor. Ignorala,” yo no pude detenerme. Le di una cachetada.
“Que me vas a hacer?” le dije.
Me miró con los ojos abiertos, sorprendida porque le había pegado. “No sabes con quien te metas,” me dijo en una voz baja.
“Tienes algun problema conmigo? Ven aquí y muestrame que tienes. Yo no te tengo miedo.”
“Uyy, Anali, por favor ya nos vamonos. No te preocupes por ella,” me rogaba Mary.
“Callate, Mary,” le dije. “Si esa zorra piensa que voy a dejar que me hable así, yo le voy a mostrar quien soy yo.”
“Tranquila, Ana...”
“Si querías problemas, ya los tienes. Vamos, niña.” En ese momento ella me empujó, y como yo estaba borracha, me caí encima de una persona.
“Anali,” me dijo una voz de hombre. Yo la reconocí... era mi hermano, pero no me importó. Estaba tan enojada y borracha, que me levanté y la empujé también y empece a pegarle.
Todos empezaron a gritar y nos golpeamos hasta que caer al piso. Alli estabamos golpeandonos, jalandonos el cabello, y dando patadas como niños de kinder. Escuché los gritos de Alex y Mary, pero no les hice caso. Seguimos peleando hasta que alguien nos dijo que llegó la policía. En este momento casi todos corrieron de la casa, aunque se quedaron unos que estaban borrachos como yo. Pero ya no había tanta gente, Alex me detuvó.
“Ana, ya basta. No es necesario que te sigas portando así.” Me hablo con calma, aunque imagino que estaba muy enojado conmigo.
“Ella empezó!” le dije, llorando. “Dile a ella que le pare!”
“Ya, nena.” Me abrazó, diciendome que no llorara y que todo iba estar bien. “Vamos afuera. Ten, toma agua.”
“No quiero agua,” le dije, pero me la dio y me llevó a la puerta. Al ir hacia afuera tome una botella de cerveza para seguir bebiendo.
Alex la vio cuando estábamos en la banqueta. “Anali, no necesitas tomar mas. Ya estas borracha.”
“No estoy borracha,” le explique.
“Uh huh. Claro que no. Damela porque ya vienen los policías.”
Vi las luces prendidas de las patrullas y dejé la cerveza en el piso. “Nos vamos?” le dije en susurro.
“Hay que esperar a explicarles que pasó.”
“Pero me van a llevar a la cárcel.”
“No te van a llevar. Es mejor explicarles, en vez de irte, para que sepan que vas a aceptar las consecuencias.”
“Pero Alex...”
“Ya,” me dijo, y me callé, esperando a ver que dirían los policías.
“Buenas noches,” dijo el señor a mi hermano.
“Buenas noches oficial.”
“Que está pasando aquí?”
Empece de explicarle del problema cuando salió la niña a molestar otra vez. Empezó a gritar cosas de mi, diciendo que fuí yo quien le pegó y que yo le estaba haciendo daño. El policía le dijo que se callara y que despues escucharía su versión. Y no se porque, pero cuando ella empezó a hablar, me puse muy enojada. Como iba a decir mentiras de mi? Como iba a decirle al policía que yo tenia la culpa? No era cierto!
“No digas mamadas!” le grité.
“Ana, shhhh, calmate,” dijo mi hermano.
“Como me voy a calmar si esa puta esta hablando mal de mi! Hija de su perra madre...”
“Ana! Deja de decir groserías! No es necesario que hables así.”
Me estaban viendo el policía y la niña, y ella me grito unas cosas feas. Yo no querría hacerle caso. Y sentí la mano de mi hermano en el hombro como si estuviera diciendome que todo iba estar bien, pero no se que me pasó. Agarré la botella de cerveza y la arrojé cerca de ella. Cayó en el piso con un tremendo CRASH!!!!!!!
“No me hables así pendeja!” le dije y empece a llorar. Lloré porque tenia miedo. Porque no querría pelear con ella. Porque no me gusta ser grosera ni empezar problemas con los ademas. Lloré porque pensé que me iba a arrestar el policía. Pero sabes que? No lo hizo. Mientras mi cara estaba en el pecho de Alex, él platicó con el policía y le explicó que ya nos íbamos para la casa y que ya no íbamos a tener problemas y que la razón de que me portara así fue por problemas en la casa con nuestros padres. El policía me vio a la cara y me dijo “vete a tu casa. No quiero tener mas problemas contigo.”
Le dije, “gracias, señor” y me fui con mi hermano.
Me senté en el coche cerca de Alex y lo miraba con curiosidad por lo que estaría pensando. De verdad tendría que estar muy exasperado conmigo.
“Perdoname, Alex,” le dije.
No me dijo nada, solamente se quedó con las manos en el volante, su boca cerrada, y con una expresión muy serio en la cara.
“Gracias por ayudarme.”
“Ana, porque tomaste? Tu me prometiste que no lo ibas a hacer.”
“Puessss... lo que pasa es que me dieron las cervezas y las tenia que aceptar?” Si, lo se que no es buen excusa. Pero no pude pensar en algo mejor.
“Como que las tenias que aceptar? No way Analita. Eso no lo creo, niñita.”
Sentí un dolor en el estomago con sus palabras. “Pues, es que...” no sabia que decir.
“Y también me molesta mucho que no estuviste en la casa cuando dijiste. Y, ademas, te encontré peleando. Casi fuiste a la cárcel hoy... sabias eso? Si yo no hubiera ido por ti, ahora estarías con esposas atrás en la patrulla. Eso es lo que querias?”
“No... pero no pasó, entonces todo está bien.”
“Estas equivocada. Todo no está bien. Hiciste algo muy malo esta noche y deberías ser castigada.”
Sentí que mi corazón se detuvó cuando me dijo eso. “Castigada? Alex, come on, no necesito eso. Si me equivoque hoy y me porté mal pero ya no lo vuelvo a hacer.”
“Por supuesto no lo volverás a hacer. Sabes porque? Porque te voy a dar una tunda que nunca se te va a olvidar.”
“Que...? Alex, no, por favor. No digas eso.”
“Me dijiste una mentira. Hiciste exactamente lo que te dije que no hicieras. Como ahora me vas a decir que 'no'? Tu sabes perfectamente que mereces un castigo y muy fuerte.”
Era correcto... pero no le iba a decir eso. Mejor cambiar la manera de hablar. “Pero tu no me puedes castigar porque no eres mi papa.”
“Ah si? Ya veras entonces.”
“Alex noooo,” le rogué. “no me castigues. Ya te dije que no vuelvo a hacerlo. Que mas puedo hacer?”
“Nada. Ya hiciste lo que no tenias que hacer.”
Cruce los brazos. No era justo que me fuera a castigar... Alex es mi hermano, no es mi papa para ser tan serio conmigo. Pero sabia que tenia razón, y por eso ya no le dije nada. Nada mas mire los arboles que pasábamos, y pensé en lo que iba a pasar con el. De verdad me iba a dar una zurra? Nada mas lo había hecho una vez antes, cuando yo tenia 14 y no estaban nuestros papas y me porte grosera con el. Pero pensé que esa vez iba a ser la única vez. Hmmph.
Cuando llegamos a la casa ya no me sentía borracha. Me dolía mucho la cabeza y de verdad, no quería tener esa “conversación” con mi hermano.
“Alex, estas seguro que me tienes que castigar? Ya aprendí...”
“Ya te dije, hermanita,” me dijo, bajando del coche.
Hice puchero mientras caminaba a la puerta. Alex la abrió para mi y me dijo que me sentara en el sillón.
“Me tienes muy decepcionado hoy, señorita. No entiendo como pudiste hacer algo asi.”
Baje la cabeza, tratando de ignorar la sensación desagradable en el estomago. “Lo siento, Alex...”
“Si, me imagino que si. Lo sientes porque sabes que te voy a castigar.”
“No, no es cierto,” le dije, ahora mirandolo para que pudiera ver en los ojos que de verdad me sentía mal por lo que había hecho..
“Tu sabias perfectamente que no debías beber. Hasta me prometiste que no lo ibas a hacer. Pero ya veo que tus promesas no valen nada, verdad?”
“Pero...”
“No te dije que podías hablar,” me dijo con una voz severa. Cerré la boca. “Tus promesas no valen nada, Anali, y la próxima vez que te esté cuidando y me preguntas si puedes ir a una fiesta, te voy a decir que no. Te tenía confianza, pero ahora ya no. Y va a pasar mucho tiempo para que pueda volver a confiar en ti.”
“Lo siento...” dije otra vez.
Ya no me regañó mas. Se sentó en la sofa y me dijo “ven aquí.”
Aunque no quería, me levante y fui despacio a su lado. “Alex, por favor... te prometo que ya no vuelvo a hacer algo así...”
“Ya te dije que tus promesas no valen... también me prometiste que no ibas a tomar pero que hiciste?”
“Pero...”
Me dio una palmada en las nalgas. “Que hiciste?” me preguntó otra vez.
“Tomé,” le dije murmurando y viendo hacia el piso.
“Ya ves?” Dijo, y después bajó mis pantalones.
“Pero Alex... please... por fa... no me castigues asiiiii,” le rogué. Tomó mi brazo y me puso sobre las rodillas.
“Claro que te voy a castigar asi,” me respondió.
Puse mi mano atras para proteger mis nalgas. “Noooo por favor!”
“Ya quita la mano o te va a ir peor.”
Llorando, quité mi mano y esperé. Ufff, me sentía nerviosa y tenia miedo. No quería un castigo así...
Empezó a pegarme en las nalgas, y al mismo tiempo me regañaba. “Eres muy joven para empezar de tomar así. Especialmente si vas hacer pendejadas y pelear con todos. Y ademas, es ilegal, y como viste hoy, podrias ir a la carcel. Es lo que quieres, señorita?”
“Noooo, Alex,” le dije pataleando.
Se detuvo un segundo nada mas, para bajar mis calzones. “Bueno. Yo entiendo que tienes curiosidad de tomar y andar con los amigos haciendo lo que hacen los teenagers, pero si quieres tomar, mejor que tomes en la casa, niñita, entiendes? Así veras como se siente el alcohol y no te va a pasar algo malo. Entendido?”
“Si.”
Y empezó de nuevo a pegarme, y me imaginé que las nalgas ya estaban muy rojitas.
“Ooowwww, Alexxxx, ya entendí bien que no debo tomarrrrr!”
“Que bueno. Y que mas entiendes?”
“Ouchhh que ya no voy a romper una promesa!”
Siguió con la zurra, pegandome en todas las partes de las nalgas. “Entiendes por que no quiero que tomes?”
“Si porque, oww, no quieres que, ayyy, me pase algo malo!”
Terminó de pegarme... o fue lo que pensé. Me ayudó levantarme. “Ve al rincón, y no te toques, porque todavía no terminamos.”
“Queeee?” le dije.
“Al rincón,” me dijo, dandome otra palmada.
“Ouch!” grité e hice lo que me dijo. Veía la pared, todavía llorando y tratando de secar las lagrimas. Mi cabeza estaba dando vueltas, pensando en que mas me iba a pasar. Ya me dolían bastante las nalgas, y me había dicho que todavía no terminamos! Que iba a hacer? Seguramente no me iba a pegar mas...?
Después de unos 5 minutos, me llamó. “Ok, Anali, ven aquí.”
Volteé y lo vi, parado, quitándose el cinturón. Empecé a llorar otra vez. “Alex... con eso no por favor...”
“Lo mereces, nena, por preocuparme y hacer lo que me habías prometido que no ibas a hacer.”
“Pero ya me castigaste...”
“Pon las manos en la mesa, Analita, y ya después terminamos.”
“Si, Alex,” le dije, temblando de miedo.
“Me preocupaste muchísimo, hermanita. Me dijiste que ibas a llegar a la una, ero paso esa hora, y después eran las dos, y todavía no habías llegado ni habías llamado ni nada. Pensé que algo te había pasado. Que quizás alguien te había lastimado o que tuviste un accidente.”
“No te quería preocupar, Alex.”
“Lo se. Pero lo hiciste.”
Con mis nalgas arriba, las manos en la mesa, vi que dobló el cinturón, y después me pegó y wooooow me dolió bastante. “Oooowwwww Alex,” grité y puse las manos en mis nalgas.
“Las manos enfrente,” me dijo. “En la mesa.” Y cuando no las moví, pegó mi pierna y dijo “ya!”
“Pero me dueleeee!” le dije.
Entonces el me quitó la mano y me dio otro azote.
“Ya me portaré biennnnn!!!” le prometí.
“Segura?” me preguntó, dándome más con el cinturón.
“Siiiii!!!!”
“Bueno,” dijo, después de darme unos doce azotes. “Ya, hermanita. Ya terminamos. Ya no llores.” Soltó el cinturón y me abrazó muy fuerte.
“Lo sientoooo,” le dije, llorando en su pecho.
“Lo se, nena. Shhhh, no te preocupes. Te perdono.”
Lloré y lloré, masajeando las nalgas y lamentando el dolor que ya aumentó en la cabeza (y las nalgas..). Me tuvo en los brazos mi hermano hasta que ya no lloraba, y me dio un beso en la mejilla. “Ya a dormir, Anali.”
“Si,” le dije, secando las ultimas lagrimas y subiendo las calzones. “Buenas noches, hermano.”
“Buenas noches, hermanita.”