Esta historia escribí en ingles por mi "tío" y ya lo traduci a español. Gracias a todos mis amigos que me ayudaron!!!! Y por favor, disculpa los errores.
Tio Ricardo
por Breanna Carter
Mis papás decidieron mandarme a
Colombia en mi último año de colegio. Me dijeron que yo necesitaba conocer
otras culturas... que no agradecía las cosas simples en la vida... que yo
necesitaba conocer el mundo sin mi celular, ni computadora las 24 horas del
día, los 7 días de la semana. Yo estaba muy enojada, ¡no era justo que me
mandasen fuera el último año de colegio! Supuestamente el último año es el
último tiempo para pasar con mis amigos antes de separarnos para ir a la
universidad!
Pero a mis papás no les
importaba mi vida social, ellos querían entrometerse en mi vida social, por
todos los problemas en los que me meto... como, por ejemplo, me había agarrado
la policía dos veces, entonces sí, en parte esa fue la razón por la que me
mandaron a Colombia.
No importa que no supiera
español, no importa que nunca haya conocido a mi tío con quien iba a vivir, no
importa que mis amigos ni pudieran llamarme y menos verme.
A mis padres no les importó
nada de eso, nada más querían mandarme a otro país a estudiar, porque
supuestamente eso me ayudaría con las aplicaciones de la universidad. Pero me
da igual, a mí no me importa la universidad, nada más divertirme, pero lo que
yo quería no importaba y antes de darme cuenta, ya estaba en el avión para
Bogotá. No tenia ni idea de que me esperaba, ni idea como sería Colombia, ni
idea de como sería mi familia allá. Lo único que sabia es que en Colombia el
café es buenísimo... y hay muchas drogas.
*****
“Liliana!! Levántate!” me dijo
mi novio en una voz baja. “Nos quedamos dormidos, tienes que regresar a tu
casa.” Me dio un codazo y finalmente abrí los ojos. Había estado soñando sobre
el viaje otra vez. Parece que cada vez que me drogo con marihuana, pienso en
ello. Una parte de mí quería regresar a los Estados Unidos, pero la otro parte
disfrutaba cada minuto en este país tan hermoso. Carlos me miró con sus ojos
oscuros. “Buenos días, princesa,” me dijo, dándome un beso en la frente. Fumó
un poco de su porro, y después me lo pasó.
Sonreí y
fumé también. “¿Que hora es?”
“Son las 5
de la mañana.”
“Mierda! tengo clases en 2
horas y aún no he hecho la tarea.” Me levanté y bostecé, fumando un poco mas
antes de regresarle el cigarrillo.
“¿La puedes hacer antes de la
clase, verdad?”
“No, pero no importa, lo haré
luego. Creo que voy a faltar las clases como sea, ¿puedo venir aquí otra vez?”
“Claro,”
me dijo, terminando la marihuana y la apagó.
Me puse la capucha de mi
chaqueta y lo seguí hasta su coche. Desde que lo conocí después de venir a
Colombia, habíamos sido como novios. Él es el hermano de mi mejor amiga en
Colombia, y siempre hace fiestas. Mis tíos me habían avisado muchas veces que
debía mantenerme muy lejos de él, pero no les hice caso. Si yo tenía que estar
muy lejos de mis amigos de los Estados Unidos, iba a hacer lo que yo quisiera
en Colombia, y si yo quería fumar, iba a fumar.
“Necesitas hacer tu tarea,
niña,” me dijo, cambiando la emisora de la radio. “Tus notas van a ser bajas y
tu tío va a sospechar algo.”
Tío Ricardo nada más tenía dos
reglas: no drogas en su casa, y hacer las cosas bien en clase. No le importaba
que estuviera de fiesta toda la noche, mientras los profesores no le
escribieran o llamasen de las clases. No le importaba si fumaba con Carlos,
nada más que no la podía llevar a casa. De verdad, yo estaba casi rompiendo las
dos reglas, y estaba muy segura de que si eso pasaba, ya habría más reglas. No
quería romperlas, pero no pude evitarlo. Yo prefería drogarme con Carlos
escuchando heavy metal toda la noche, apapachandonos y haciendo cositas sucias;
eso era mucho mejor que estudiar.
“Ya se que
tengo que estudiar, pero me aburren las clases.”
“Si,
normalmente es así.”
Bostecé y cerré los ojos
escuchando la lluvia y la música mientras pensaba en lo mucho que me gusta
Colombia. Me había convertido en una rebelde experta y como yo estaba a
muchísimos kilómetros de mis padres, era intocable... y muy trabada; mis padres
estarían pasmados.
“¿Nos vemos en unas horas?”
preguntó Carlos cuando llegamos a mi casa.
“Sip,” conteste besando su
mejilla. Abrí la puerta y fui corriendo y salpicando los charcos hasta llegar a
la puerta de mi casa. Cuidadosamente abrí y cerré la puerta, subí las escaleras
lo más silenciosamente posible. Sabía que a mi tío y a mi tía no les importaba
que haya llegado tarde, pero yo estaba un poco trabada y no quería que me
hicieran ningún tipo de preguntas.
Después de haber hecho lo mas
difícil para llegar a mi cuarto, me sentí aliviada. Cerré la puerta de mi
habitación y me metí a la cama a tomar una pequeña siesta.
Mi Tia Ángela no era tan gentil
como Carlos cuando me despertaba en las mañanas. Ella empezaba gritando en
español e inglés a las 6 de la mañana hasta que todos estuviesen levantados y
moviéndose. Luego ella hacía el desayuno, esperando que cada uno de nosotros
nos presentáramos exactamente a las 6:30, vestidos y listos. Mi ducha no fue lo
suficientemente efectiva para despertarme, y deje mi cabello para secarse solo
y me acosté 15 minutos mas antes que mi primito golpeara mi puerta para ir a
desayunar. Mi uniforme estaba arrugado, pero no me importo.
“Te ves hecha mierda,” la mayor
de mis 2 primos, Lucia, me dijo cuando me senté a su lado.
“Estoy
cansada,” y bostecé.
“Escuche cuando llegaste en la
mañana,” dijo Tío Ricardo mientras comía su desayuno. “Estuviste afuera hasta
muy tarde.”
“No te
preocupes tío,” le dije. “Me quede dormida mientras estudiaba con Elia.”
Lucía se rió. Como tiene 13,
ella sabía bien lo que yo estaba haciendo, porque es muy preguntona, pero
también porque me cae bien y a veces tenemos charla de mujeres. Siempre
pregunta mucho, no solo sobre muchachos, sino también sobre como es estados
unidos.
Tío
Ricardo se echó una mirada a Lucia. "Bueno, ya veremos como sales en tu
examen."
"Siempre lo hago bien,
recuerda que de cuando inteligencia se trata, llevo los genes de tu
familia," le dije, sonriendo.
Él también sonrió y siguió
comiendo, pero Tía Ángela no estaba sonriendo. "Tienes que dejar de salir
con ese chico."
Alberto,
el más joven, empezó a cantar, "Lily tiene novio! Lily tiene novio! "
"Cállate! No es mi novio!
Sólo es un amigo y no estaba con él
anoche, estaba con su hermana. "
Ella me
miró dubitativa, sentado al lado de Lucía. "Te vi con él esta
mañana."
"Lily
tiene un novio!" -- Alberto otra vez.
"Porque estaba con su hermana y él me llevo a casa, ya deja de
fastidiar con esa vaina," murmuré, tomando un sorbo de mi jugo.
"Liliana
no le hables así a tu tía, disculpate ahora mismo," Tío Ricardo regañó.
"Discúlpame, Tía,"
dije. "Ya me tengo que ir, tengo que encontrarme con Elia antes de clase
para hablar de una tarea." Me comí el ultimo bocado de mis huevos y puse
el plato en el lavaplatos. "Nos vemos en la tarde." Tomé mi mochila y
me la eché al hombro, me despedí y corrí hacia fuera dándole gracias a Dios de
haber terminado con esa molesta conversación.
Tomé el bus hasta la casa de
Carlos, y cuando entré, él estaba despierto y sin camisa, fumando un cigarrillo
y bebiendo jugo de naranja. "Elia acaba de salir" me dijo.
"Estoy
muerta de cansancio."
Abrió sus brazos como haciendo
la seña de un gran abrazo. "Vamos a dormir un poco," dijo.
"Sí,
por fis."
Subimos la escalera hacia su
cuarto, nos acurrucamos en la cama quedándonos dormidos, y tuve un sueño
increíble. Me sentí muy segura a su lado, me podría haber quedado en sus brazos
para siempre.
Cuando nos despertamos era casi
la hora de volver a casa, recogí mi cabello y estire mi ropa para que no
estuviese tan arrugada, y después Carlos me llevó a almorzar. Me dejó a un par
de cuadras de mi casa con un porro en el bolsillo y me dijo que no podría verme
por la noche, pero me iba a ver mañana y me dio un beso en la frente. Yo solo
pensaba en como no quería esperar para prender el cigarro de mota, pero sabía
que primero tenía que hacer mi tarea.
Le dije hola de pasada a Tía
Ángela y subí corriendo las escaleras a mi cuarto, me cambié de ropa y me tiré
sobre la cama. Saqueé la tarea que aún no había hecho -- matemáticas la materia
que menos me gusta. Afortunadamente, estaba tomando un curso de matemáticas de
nivel muy bajo, así que yo ya conocía a la mayoría del material. De esta manera
el idioma no me dio mucho problema, yo confiaba más en mi memoria que en mi
maestro.
Después de aproximadamente una
hora y media de empezar la tarea decidí tomar un descanso, prendí la TV y abrí
la ventana, sacando el porro y encendiendo un cigarrillo. Fumaba cerca de la
ventana para que mi cuarto no tuviese olor a marihuana. Yo estaba casi trabada,
cuando oí un golpe en la puerta.
Mierda.
¿El olor se había esparcido por toda la casa? ¿Me habían pillado?
"¡Un momento!" dije
en voz alta mientras trate de que salga el humo por la ventana, apague el porro
y lo metí debajo de mi colchón, con la bolsa de hierba que había escondido.
"Lily?
Soy yo" dijo Tío Ricardo.
Corrí a la
puerta y la abrí, tratando de comportarme lo más normal le sonreí.
"Hola!"
Él me dio
un beso en la mejilla. "Hola sobrina ¿Cómo te fue en el colegio?"
"Muy
bien ... ¿Qué tal te fue en tu trabajo Tío?" le pregunté.
"Bien también
gracias," dijo mientras entraba en mi cuarto. "¿Y hoy que hiciste en
clases? ¿Aprendiste algo nuevo? "
Esto estaba un poco raro.
"No, realmente no ... sólo cosas de matemáticas y no sé... No me
acuerdo... las clases estuvieron muy aburridas y los profesores
también..." Me alejé de él y me senté en la cama.
"Ah,
sí?"
"Sí".
"Por
cierto hablando de profesores, ¿Adivina a quién me encontré de camino a
casa?"
Parpadeé y
sentí mariposas en el estomago. "Em, un profesor?"
Asintió con la cabeza.
"Uno de tus maestros, de hecho el Sr. Zuniga." Hizo una pausa, dejando
que recorriera mi cuerpo ese sentimiento incomodo. Me hizo estremecer.
"Oooh que bien, de seguro
la pasaron muy bien, Tío, olvidé que tengo tarea que hacer, mejor la hago de
una vez, y hablamos luego" le dije con prisa, poniéndome de pie y
prácticamente empujándolo fuera de mi cuarto.
"Mmm espera un
momento" dijo, poniendo sus manos sobre mis hombros. "¿No tienes algo
que decirme respecto al colegio?"
"No...
sólo que tengo un montón de ... "
"Porque
el Señor Zuniga y yo tuvimos una conversación muy interesante sobre ti."
Lo miré un
segundo tratando de pensar en una excusa.
"¿Realmente no tienes nada
que contarme?"
"No...
no lo creo... "
"Mmm de acuerdo señorita
sabes perfectamente que no has ido a la escuela en toda la semana" dicho
eso cerro la puerta. "Así que trata de nuevo: ¿por qué no has asistido las
clases?"
Parpadeé y sentí las mariposas
en el estomago otra vez... Mierda. ¿Qué iba a decirle? "Pues, esteee... si
fui ... solo que me sentí enferma ... y ... sí ... "
"¿Como puede ser eso si todas
las mañanas sales por esa puerta para ir a la escuela?"
"Quiero decir que... en el
camino me empecé a sentir mal por lo que tuve que ir a la casa de una
amiga" dije tartamudeando.
"Aja
¿en serio? y dime ¿a cuál de tus amigas te refieres?"
"Bueno,
el hermano de mi amiga, pero es lo mismo"
"Ya veo" dijo en voz
baja, su mirada me hacía sentir más incómoda que nunca, "y dime si estás
tan enferma que haces aquí acostada viendo tele y con ropa para salir?"
"Es
que ya me siento mejor y realmente tengo que hacer tarea..."
"No jovencita" dijo
con firmeza "lo que necesitas es que hablemos seriamente sobre la
responsabilidad y sobre la sinceridad."
"Pero
..."
"Nada de peros!"
Dijo, caminando a mi escritorio y tomando la silla. "Ven acá ahora."
La colocó en el centro de la habitación y se sentó.
"Pero
¿por queeeee? si no hice nada malo!" repliqué.
"Fuiste irresponsable y me
mentiste .... pero créeme, me dirás la verdad aunque tenga que sacártela a
punta de juetazos" dijo en un tono de advertencia.
"Q-¿qué?
No por favor! Lo siento ... "
"No te lo repetiré más,
ven aquí ahora mismo, mira que si me haces ir para allá te juro que será
peor."
"Es que... me sentí mal...
te lo juro.. por fis Tío... no hagas esto.." le rogué, comiendo mis uñas y
avanzaba lentamente hacia él.
"¡Rápido!" Dijo en un
tono fuerte.
Me puse
rápidamente frente a el aún comiéndome las uñas.
"Sabes, realmente te di
demasiadas oportunidades de que me dijeras la verdad, por las buenas imagino
que crees que soy muy estúpido para creerme esas mentiras. Pero no me las creo
así que ya verás, te sacaré la verdad como sea. Bájate los pantalones" me
ordenó.
"Q-¿qué?"
Balbuceé, sin creer lo que oía.
"Bájalos
ya!"
"Pero ... yo..." Me
dio una mirada para que me callara; me puse colorada mientras me desabrochaba y
abría el cierre de mis pantalones; mi garganta estaba seca y mi corazón se
acelero. No creía lo que estaba a punto de suceder; respire profundamente y
baje mis pantalones hasta la mitad de los muslos, y luego sentí que de un tirón
ya estaba sobre sus rodillas. "Espera, tío!" Grite.
"Vamos
a ver si todavía tienes ganas de mentir"
"¡Pero estoy diciendo la
verdad!" se lo prometí sintiendo la primera palmada sobre mis bragas.
"Owwww! Tíoooo! ¡Eso duele!" Gritaba yo, mientras trataba de cubrirme
con mis manos, me agarró la muñeca y continuo azotándome, Yo no podía dejar de
retorcerme - duele mucho más de me lo que había imaginado alguna vez! "Por
favor! Te lo juro, te estoy diciendo la verdad!" Grité, tratando de evitar
los azotes.
Me ignoró, continuando con la
paliza. "El Señor Zúniga también me dijo que has entregado las tareas
tarde " dijo Tío Ricardo.
"Oooowwwww",
grite pataleando. "Eso - ¡ay! - ¡Duele! "
"¡Estoy esperando una
explicación de porque no has ido a clases ni has cumplido con tus tareas,"
dijo con fuerza, pegándome aún mas duro.
"Te
lo dijeeeeeee, estaba enferma y aún no he podido hacer la tarea."
Dio un suspiró, y me dio unos
azotes en la parte desnuda de mis nalgas, con lo que yo no paraba de gritar.
"Por
favorrrrrrr, Tío Ricardo! Por favor, detente!" supliqué.
"No,
hasta que se sepa la verdad de ti."
Me quejé y pataleé hasta que
mis pantalones estaban en mis tobillos y Tío Ricardo me dio unas palmadas en
los muslos para que deje de retorcerme; pero yo seguía jurando que no hice
nada.
"Mmm" dijo mientras
me levantaba de sus rodillas, dejé escapar un suspiro de alivio - hasta que él
dijo, "Bájate las bragas." Yo le di una mirada, como si yo no hubiera
entendido lo que dijo. "Ahora" dijo mirándome profundamente con sus
ojos marrones.
Me froté las nalgas que ya
picaban muchooo…… "Pero Tío ... Ya te he dicho ... Estuve enferma!" Yo
estaba decidida a no recibir una nalgada más ... especialmente con las nalgas
al desnudo! ¡Qué vergüenza!
"Liliana" dijo con
firmeza, "abajo las bragas te dije" las lágrimas caían de mis ojos!,
pero no lo hice, entonces fui sorprendida con una nalgada muy fuerte, en
cuestión de segundos, el tío Ricardo de un tirón había bajado mis bragas, y mi
rostro se sonrojó, "Ponte sobre mis rodillas," me ordeno entonces le
hice caso.
"Tío
... por favor ..." le pedí suplicando.
Comenzó la paliza nuevamente,
esta vez los azotes fueron mas duros, me retorcía tanto que me dio una lluvia
de golpes rápidos sobre mis nalgas desnudas. "¿estás lista para decirme la
verdad?" me preguntó.
"Siiiiiii!"
y seguí sollozando y llorando.
"Mmm" dijo,
continuando con la paliza; pataleaba, lloraba; más aún cuando me di cuenta que
no iba a parar hasta que dijera la verdad como él lo había dicho, él no iba a
creer mi patética mentira.
"¡Ok!" Grite.
"No fui a claseeeeee!" exclamé.
"¿Y por qué no
fuiste?" quería saber mientras me nalgueaba.
"Porque
... owwww ... No había terminado mi ... ayyyy! ... tarea aún! "
Continuo dándome de nalgadas
hasta que se detuvo por un momento, "Tú sabes que yo no soy muy estricto
contigo, te dejo libre para que hagas tus cosas, pero tratándose de tu escuela
y estudios no toleraré ninguna indisciplina señorita, ¿entendiste?" me
preguntó, dándome unas nalgadas aún más duras.
"¡Sí, señor!"
"Y no me gustó para nada
que me mintieras" dijo en un tono muy serio, mientras seguía dándome de
nalgadas, ya sentía fuego en mis nalgas y picaban demasiado.
"Lo
sientoooooo! No lo haré nunca mássssss!" Le prometí.
Dejó de darme nalgadas y me
levantó; me sequé las lágrimas de mis ojos, aún llorando un poco.
"Podríamos haber evitado toda esta situación si hubieras dicho la verdad
desde el principio" dijo, poniéndose de pie y mirándome a los ojos.
Me froté el culo y asintió con
la cabeza. "Lo siento" dije, sollozando. "No voy a mentir nunca
más, te lo prometo."
"Es mejor que no. Ahora ve
al rincón y piensa en tu mal comportamiento – y mañana pedirás disculpas a tus
maestros por faltar a sus clases."
"Sí, señor," dije
débilmente, derrotada. Me agaché para recoger los pantalones y jalar mis bragas
hacia arriba, pero el tío Ricardo me detuvo.
"Puedes
subirte las bragas después de que estés en el rincón por un momento."
Me quejé un poco, pero no hice
berrinches, terminé por ir al rincón como me dijo, la cabeza apoyada contra la
pared y tratando de calmar mis lagrimas. Me sentí tan avergonzada y
ridiculizada, era como si de tener 17 anos me hubiese convertido en una niña de
7 en cuestión de segundos, y lo peor fue que todos en la casa habían oído la
paliza. Ugh... terrible.
Pero no es tan terrible como lo
que pasó después, no estoy segura de los detalles exactos, pero parecía que Tío
Ricardo se sentó en mi cama, se puso de pie, luego comenzó a ver algo, y luego
de repente, le oí gritar "Liliana María Espinoza!"
"¡Ven aquí, ahora
mismo!"
Yo voltee mirándolo con la
bolsa de hierba en las manos, mirándome más enojado que nunca, "Espera ...
p-puedo explicarlo ..." dije rápidamente. "Mi amiga me pidió el favor
que se lo guarde y así lo hice ... pero es para ella ... No he fumado
nada!"
Con los
dientes apretados dijo, "¡ven aquí, AHORA!"
Empecé a llorar de nuevo y se
acercó más hacia mi, "Lo siento," le supliqué, "Por favor, no
quiero otra paliza!"
"Estoy a punto de darte
una buena razón para llorar" me dijo, tomando su cinturón. "Ahora ven
aquí, y no me hagas repetirlo otra vez."
"¡Noooo por
favorrrrrrr", exclamé.
"Ultima
oportunidad niña, ven aquí porque créeme que si voy yo te irá mil veces
peor."
Llorando me acerque hacia él,
las lágrimas no dejaban de caer de mis ojos, puso mis almohadas a un lado de la
cama y me ordeno recostarme sobre ellas quedando mis nalgas arriba y mis
piernas colgando, "Por favor," intente de nuevo. "¡¡¡No lo
volveré a hacer!!!"
"Realmente no tienes idea
de lo decepcionado que estoy de ti, señorita. ¡Nunca pensé que usaras drogas! y
menos que las traería a esta casa sabiendo que están Lucía y Alberto aquí! Esto
es una falta de respeto." Sus palabras me traspasaron, y yo lloraba más
con mi cara escondida en las cobijas. "Después de que te ofrecimos nuestra
casa y lo mejor de nosotros ¿¿¿así es cómo no nos correspondes??? Ya sabia que
algo olía extraño cuando entre a la casa, y ahora veo lo que era; estabas
fumando drogas sin ningún respeto por la casa y ninguno de los que vivimos
acá."
"Lo
sientooooooo."
"No quiero escucharlo.
Estas apunto de sentir lo que realmente siento en este momento y me encargaré
de que no vuelvas a fumar esa mierda, y te aseguro que lo recordaras cada vez
que te sientes." Aterrizó el primer correazo en mi trasero ya dolorido,
haciéndome gritar y retorcerme del dolor, así continuaron los azotes por un
tiempo que se me hizo interminable, e intente cubrirme con la mano. "Todos
los días después de clases te quiero acá recibiendo tu castigo, me asegurare
que no lo olvides y no vuelvas a fumar esta mierda; ¿me has entendido
señorita??? Y quita la mano!" Rápidamente la moví, llorando en
desesperación. ¿Qué podía decir? Supongo que sí me merecí la paliza porque él
me había dicho que no trajese drogas en su casa, e igualmente lo hice. Debería
haber sabido que sucedería algo como esto.
Me dio unos azotes más con el
cinturón y yo ya no oponía resistencia, estaba totalmente entregada al castigo
y no paraba de llorar esperando solo que esto termine, estaba muy mortificada!
Si mis primos no supieron de mi otra paliza, seguramente sabrían acerca de
esta! Y el hecho de que recibiría una paliza diariamente durante una semana me
mortificaba aún más...
"No sé cómo te han estado
educando tus padres, pero en esta casa tendrás que cumplir las reglas, ¿está
claro Liliana María?"
"¡Sí señorrrrrrr! ¡Prometo
que seguiré las reglassssss!" le dije llorando.
"Que
no te quede dudas que si tengo que usar el cinturón lo volveré hacer."
Lloraba a mares en mi cama, ni
me di cuenta de cuando acabó el castigo, mis sabanas debieron estar mojadas de
tanto llorar, me puso de pie y tomándome de la barbilla me dijo:
"Mírame."
Sollozando seque mis lagrimas y
aún gimoteando trate de calmar mis sollozos, entonces miré hacia él, al ver esa
mirada de decepción, me dieron ganas de llorar de nuevo. "No quiero que
vuelvas a tocar esa mierda" me dijo, señalando a la bolsa de hierba,
"de hecho, quiero que te pares en el rincón, piensa en lo que te espera
esta semana y en que no volverás a fumar más, luego volverás, te vestirás y
tirarás esta mierda por el inodoro."
"Sí, señor" le dije y
fui al rincón como me dijo, aún llorando un poco. Me quedé ahí, recuperando la
compostura y, finalmente, mi respiración volvía a la normalidad, limpie mi cara
y pensé realmente sobre lo que Tío Ricardo me había dicho -- el hecho de que yo
iba a ser castigada así todos los días durante una semana. El pensamiento me
dio mucho miedo, y me hizo honestamente no tener ganas de fumar nunca jamás.
Por último, me llamó; me quite
las bragas y decidí ponerme los pantalones del pijama - ¡como ya no iba a ir a
ninguna parte después de haber sido castigada de esa manera! Entonces me
entregó la bolsa y me llevó al baño. Me deshice de los contenidos de la bolsa
en el inodoro. Me sentí mierda ... para todo. Una parte de mí se sentía mal por
fumar y hacer sentir a mi tío tan molesto. Otra parte de mí realmente no quería
para nada eliminar la hierba. E incluso una parte de mí se preguntaba si
realmente iba a dejar de fumar para siempre. Pero a medida que empuja hacia
abajo el mango y vi la espiral oscura de materia verde por el desagüe, pensé
que debería, por lo menos, trataría de comportarme bien y él sí tenia razón...
mis tíos habían hecho mucho por mí y fue muy irrespetuoso introducir drogas en
la casa.
Ah, y el hecho de que
accidentalmente golpee la puerta con mi trasero cuando salí... eso
probablemente tuvo algo que ver con mi decisión de no fumar nunca más.
Al terminar Tío Ricardo me dio
un gran abrazo. "Ahora, termina las tareas", dijo dándome una nalgada
mientras me mandaba a mi habitación.
"Sí, señor" le dije,
mientras limpiaba la ultima lagrima de mi mejilla, lo bueno es que pude hacer
mi tarea estando acostada boca abajo aliviando el ardor de mis nalgas.